5.2. Descomposición de la luz

Los experimentos con prismas de cristal que hizo Isaac Newton en el siglo XVII demostraron que la luz se podía fraccionar en varios colores individuales, es decir, que la luz blanca estaba formada por energía de distintas longitudes de onda. Newton se encerró en una habitación a oscuras, dejando pasar un hilo de luz por la ventana y poniendo un prisma de base triangular de cristal frente a ese rayo de luz; el resultado fue que dicho cristal descompuso la luz exterior blanca en los seis colores del espectro, los cuales se hicieron visibles al incidir sobre una pared cercana. 

Unos años más tarde, el físico inglés Thomas Young realizó el experimento a la inversa. En primer lugar determinó por investigación que los seis colores del espectro pueden quedar reducidos a tres colores básicos: el verde, el rojo y el azul intenso. Tomó entonces tres linternas y proyectó tres haces de luz a través de filtros de los colores mencionados, haciéndolos coincidir en un mismo espacio; los haces verde, rojo y azul se convirtieron en luz blanca. En otras palabras, Young recompuso la luz.

El ojo humano es sensible a una amplia franja de longitudes de onda situadas entre los 380 y los 780 nanómetros, aproximadamente. El espectro de luz visible o espectro cromático es sólo una mínima fracción de todo el espectro electromagnético.